Sherlock
Holmes (Gary Piquer) y el Dr. Watson (José Luis García Pérez) viajan al Madrid
de Galdós tras la pista de Jack el Destripador, dado que en la capital del país
han comenzado a aparecer cadáveres de prostitutas que recuerdan a los sucedidos
en Londres.
Antes de
sentarse a ver este extraño experimento, el espectador ha de mentalizarse y
recordar que Garci es Garci, y que no encontrará nada parecido a las nuevas
adaptaciones del personaje como las de Guy Richie. Fiel a su estilo, con el
regusto del mejor cine clásico, decide dar un triple salto mortal y despedirse
con su película más atípica enfatizando en sus obsesiones como director, y
sobre todo como guionista.

El problema
es que aquella era un bonito melodrama con un buen enfocado toque nostálgico, y
en esta película cabía poca posibilidad
para ponerse sentimental, terreno que Garci ha demostrado ser todo un
experto. A pesar de la dificultad, consigue
mostrarnos algún que otro momento nostálgico apoyado en bonitas imágenes de una
más que notable fotografía.
Seguramente
a muchos nos les haya convencido, y no será una sorpresa que esto ocurra, dado
que se lo ha puesto muy fácil a todos sus detractores. Sin embargo, si nos
olvidamos de estas cuestiones y uno se ciñe a otras más cinematográficas hay
que confesar que le ha salido una película extraña, curiosa y bastante
interesante, respecto a las ideas que lanza.

A pesar de la sensación de película
antigua, desfasada en el tiempo, le ha salido a Garci precisamente una de sus
películas más actuales, en el sentido de todo de lo que habla: la crítica a
la clase política, la malsana especulación y la forma en que los políticos
utilizan a los ciudadanos de la forma en que les plazca [Atención Spoiler]incluso matando a prostitutas como forma de
renovación urbanística[Fin Spoiler].

Apoyada en
una magnífica dirección artística del siempre genial Gil Parrondo, el
vestuario, la fotografía y la bonita partitura de piano de Pablo Cervantes.
Pero, como siempre, las películas de Garci son sus personajes, y detrás de
ellos están los actores que les dan vida. Correcta y curiosa interpretación de
Gary Piquer, bien secundada por José Luis García Pérez. Sin embargo, quienes
realmente se llevan la palma son la pareja formada por Victor Clavijo y Macarena Gómez, ambos se comen al resto de
intérpretes y ofrecen unas actuaciones
muy potentes, que les puede poner en la carrera de los Goya como actores
secundarios.
Una película
formalmente bonita, que si uno se para a escuchar puede disfrutar de un
trabajado guión, aunque seguramente sea
la más irregular y floja de la carrera de Garci, pero que como despedida
del séptimo arte no deslucirá del resto de sus películas, en resumen: Garci
elevado a la décima potencia.
+ La explicación de la existencia de Jack
el Destripador, posiblemente la más realista de todas las que el cine y la
literatura han encontrado.
-La poca capacidad que Garci muestra en
querer captar nuevos y más jóvenes espectadores.
PUNTUACIÓN TOTAL: * * *
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