
En la Alemania actual, Lena (Karoline Herfurth) es una joven problemática que se dedica a robar. Una noche acaba en una extraña discoteca, donde a Louise (Nina Hoss), una vampira que se encaprichará de ella y decidirá en convertirla. Junto a dos vampiras más, Lena se iniciará en un mundo extraño y violento, lleno de anarquía y muerte, a la vez que la policía siga los rastros de muertes que van dejando.
Después de la muy estimulante "La Ola", sorprende el cambio de registro del director, que tras una película con un trasfondo tan filosófico con alas de estudio sociológico, ahora se decante por esta gamberrada, sexy, sí, pero que en su conjunto dista mucho de aquella película.
A pesar de ello, la película intenta dejar en el aire alguna que otra idea sugerente: la violencia como forma de vida, el anarquismo, o la lucha entre lo correcto o el hedonismo sin consecuencias; todo ello empañado por un pseudo feminismo de libro, que hacen que alguna que otra escena roce lo ridículo con su discurso.

Hay que valorar, el esfuerzo por ofrecer una película de un género tan manoseado y destrozado como es el de los vampiros, y aporta algún que otro punto fresco a la mitología de dichos seres, que se muestran simpáticos. Por lo que la película goza de un gran empaque, en el sentido, de que la producción no desluce, pero esto no es suficiente como para convencer a un servidor, que se siente aturdido de tantas idas y venidas de discotecas, tanto grunge y tanto discurso feminista.

Una película entretenida, que como mero divertimento sirve, aporta alguna que otra idea interesante y hará las delicias de todo fanático y devorador de historias de vampiros postmodernos, pero que no ofrece nada más, pues rápido se olvida y no permanece en la mente del espectador.
+ La fuerza visual
- La falta de encontrar algo más allá, lo plano de su discurso
PUNTUACIÓN TOTAL: * *
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