
A finales de 1979, la embajada de Estados Unidos es invadida por el pueblo Sirio, como reclamo de vuelta de su antiguo Sha que recibe asilo político del país americano. En esta situación, seis trabajadores de la embajada consiguen escapar y refugiarse en la embajada de Canadá.
Esta historia nos cuenta la operación liderada por Tony Méndez ( Ben Affleck) para hacer pasar a los refugiados por un equipo de cine en búsqueda de localizaciones en el país.
Ben Affleck en unos pocos años ha pasado de perder todo su encanto como actor de masas, pero ha sabido reconvertirse en un audaz director. Y como demostró en sus anteriores películas "Adiós, Pequeña, Adiós" y "The Town", sabe elegir sus historias, que se basan en guiones muy sólidos, convirtiendo sus películas en todo un evento.
Esta vez, vuelve a utilizar el thriller para contarnos una historia real, que viene como anillo al dedo a la situación actual, donde la tensión entre Estados Unidos y el mundo árabe aumenta por momentos.
El hecho en el que se centra la película resulta muy duro, con algunas imágenes muy perturbadoras, que no hacen más que recordar la situación actual de Siria, pero Affleck y sus guionistas saben que tanto dramatismo podría haber ahogado la película. Por lo que utilizan el recurso "funeral", que es la actitud que muestra mucha gente en dicha situación, con risas y bromas.

Para esto, dado que la historia es veraz, nos cuenta la ayuda de John Chambers, responsable del maquillaje de "El Planeta de los Simios" y Lester Siegel, para hacer creible la tapadera. Con esto se suceden algunas escenas bastante divertidas en las que también se puede oler una crítica ácida a Hollywood.
Ben Affleck da un gran salto con su tercera película, resultado redonda y casi perfecta, rodada con mucha vitalidad y garra, y bajo una recreación histórica sorprendente, creando la sensación de estar rodada precisamente durante la época en la que se narran los hechos.
Demuestra que existe un gran cineasta detrás, que pone el ojo en historias trepidantes y que se apoya en unos medios técnicos bien trabajados y cuidados, y que con un presupuesto no muy desorbitado, es capaz de ofrecer historias entretenidas e interesantes para el público, a la vez que se puede utilizar el cine como medio de crítica y concienciación social.

Pero, el Affleck actor aporta sus conocimientos para sacar lo mejor del resto del elenco, que resultan cada uno perfecto en su papel. Destacando Alan Arkin y John Goodman como tapadera "hollywoodiense", y podrían tener posibilidades de nominación en los próximos Oscar.
Una película muy entretenida, dura por su mensaje y tensa por muchas de sus imágenes que hacen que no pares de comparar con la situación mundial actual, y es ese terror de lo que está por pasar lo que hace que Affleck eleve al máximo las reflexiones de su película. Porque aunque no conozca "No habrá paz para los malvados", se refleja la misma idea al final de la película: aunque el mundo se haya salvado por un día, siempre quedará la amenaza.
+ La fuerza con que está rodada, y lo actual que resulta la historia
- Los créditos finales recalcan demasiado lo genial trabajo de reconstrucción histórica
PUNTUACIÓN TOTAL: * * * *
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