
El salto a la direcció de Maxi Valero se antoja como una "rara avis" dentro del cine español, cuento rural con tintes de western, en los que asistimos a una historia de perdón y reconciliación, donde la nostalgia y el influjo del pasado tienen mucho peso.
Mezcla de géneros, desde el drama familiar, pasando por el thriller de mafias, Valero sale airoso al conjugar a la perfección todos múltiples enfoques que ofrece la película, sabiendo dosificarlos poco a poco.
A pesar del bajo presupuesto que se intuye que ha contado la película, en ningún momento desluce el conjunto, es más, sorprende la buena optimización de los medios y recursos, y sorprende la bonita fotografía de Óscar Montesinos que nos recuerda a las películas como "Gigante" donde el uso de la luz forma parte de la historia, como un personaje más.

Sin grandes artificios, Maxi Valero es capaz de narrar una historia que consigue algo que muy pocas películas logran, que días después de su visionado sigas pensando en ella.
Imprime un sentimiento que se adentra en el espectador y es capaz de tocarlo y conmoverlo de tal forma que uno sea capaz de emocionarse con esos tres personajes desorientados en un mundo que se antoja cruel y del que ya quieren compartir poco con él, el ex militar, su atormentada sobrina y la médico interpretada con mucha veracidad y dolor por Ana Milán.

+ El calado que deja la historia en el espectador
- Algún que otro bache en el guión
PUNTUACIÓN FINAL: * * *
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