Después de un 2011 regular para Steven Spielberg, que a pesar de estrenar dos películas, la acogida en taquilla fue un poco tibia para "War Horse" y "Las Aventuras de Tintín", ahora vuelve a la carga con uno de sus films más maduros y trabajados que ha recibido el aplauso de la Academia de Hollywood, siendo nominada en 12 categorías a los premios Oscar.
En 1865, Abraham Lincoln (Daniel Day-Lewis) se enfrenta a la última etapa de la Guerra Civil Americana, a la vez que intenta que se aprueba la 13ª enmienda a la Constitución, por la que se aboliría la esclavitud. Pero, se sitúa ante un dilema, si la guerra acaba antes de aprobarse la enmienda, podría no aprobarse ésta por los estados del sur. Sin embargo, alargar el tiempo de ser aprobada llevaría consigo seguir derramando más sangre en el campo de batalla. Antes esta situación, se lanza en una carrera contrarreloj para conseguir los votos suficientes para aprobar la enmienda y acabar con la guerra y la esclavitud.
Mucho se ha hablado desde que se dio a conocer la noticia de que Spielberg abarcaría otro hecho histórico, y con el tema de la esclavitud y el odio racial de fondo. Muchos han querido ver en esta aproximación a uno de los hechos más decisivos de la historia americana, una de las mejores películas de su director y una obra maestra. Un servidor se desmarca de dichas (y excesivas) calificaciones, pero ha de reconocer que estamos ante una obra trabajada y bien planificada, que merece tenerse en consideración en la filmografía de su director.
Después de la gran lección de historia y de cine que fue "Munich", Spielberg se vuelve a unir al guionista Tony Kushner, para contarnos los últimos días de esclavitud legal en Estados Unidos. A diferencia de su anterior película "War Horse", Spielberg se encierra en despachos y cámaras de gobierno, sacrificando la posibilidad de ofrecer imágenes visualmente potentes, pero sustentándose en un guión sólido que es capaz de sostenerse en sus constantes diálogos y en todos los personajes que rodean al presidente, que van definiendo un retrato más de la persona que se esconde tras el presidente.
Ése es uno de los fuertes de la película, el plantearnos cómo vive una persona con tanto poder, cada una de las difíciles situaciones a las que debe enfrentarse en su cargo, y de cómo éstas van haciendo mella en su persona y en la vida de los que le rodean, en este caso su mujer, interpretada por una camaleónica y magistral Sally Field, y en sus hijos.
Y es precisamente las relaciones de familia, y sobre todo conyugales, las que dotan a la película una singularidad y un interés mayor, más allá de relatar cómo se aprobó la enmienda y todos los entresijos políticos, que ya han sabido retratar muy bien en otras películas.
Los cara a cara del señor y señora presidentes elevan el nivel de la película cada vez que suceden y es precisamente dónde más consigue lucirse un Daniel Day-Lewis que parece haber hecho un pacto con el diablo para resucitar a Lincoln, y ofrecer un perfecto retrato del hombre que se esconde ante el mito.
Ante tantos halagos hay que señalar, que al final uno ha sentido que podría haber arriesgado más su director, que se acomoda demasiado en un guión muy trabajo, que también excesivamente largo y plagado de algún que otro discurso que se podría perfectamente haber ahorrado. El trabajo de Spielberg parece centrarse más en la dirección de actores, el fuerte de la película, pero resulta demasiado académica visual y formalmente, y esto ha hecho que una estrella de su total se haya caido de la calificación final, porque parece que conoce a la perfección las reglas de este tipo de películas y todo resulta intachablemente planificado, echándose de menos algo de la valentía de trabajos anteriores como "Munich" o "La Lista de Schindler"
+ Los cara a cara de Daniel Day-Lewis y Sally Field
- Un rancio academicismo
PUNTUACIÓN TOTAL: * * *
martes, 29 de enero de 2013
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