Danny Boyle se adentra en el mundo de los robos con este thriller que está basado en una película para televisión, escrita por el mismo director de aquella, rodeándose de tres grandes actores para ofrecer una película que no dejará indiferente a nadie.
Simon (James McAvoy) es un empleado de una casa de subastas, encargado de llevar a cabo la venta de un cuadro de Goya "El Vuelo de las Brujas". Simon y su banda de ladrones organizan el robo del cuadro durante su subasta, pero algo sale mal y sufre un golpe que le borra de su mente dónde se encuentra el cuadro. Ayudados por una psicoterapeuta especializada en hipnosis (Rosario Dawson) intentarán descubrir cómo encontrar la obra, lo que derivará en un peligroso juego en lo que nada es lo que parece.
En estos momentos tan malos que vive el cine, tanto en el interés del público como el lo que artísticamente se refiere, aparece esta sorprendente y estimulante propuesta del director
inglés Danny Boyle. Éste nunca se ha sentido muy apegado a un género en concreto, y ahora se adentra en el mundo de los robos de obras de arte como excusa para ofrecernos un magnífico thriller psicológico.
El director, que cuenta con una interesante filmografía, aunque con algún que otro altibajo, se apoya en un guión escrito por su colaborador habitual John Hodge y el director del telefilm original John Ahearne. Los giros en la historia son continuos y exige de la mente abierta del espectador, aunque eso sí, sin dejar de lado el hecho de ser un delicioso entretenimiento, donde tiene mucho que ver el buen hacer de su director.
La propuesta que durante el principio podría pasar como cualquier otra historia de robos, rápidamente entra en el terreno psicológico que Boyle le quiere dotar, y nos descubre un atrevido juego de espejos, donde nada es lo que parece, y cada matiz y gesto de sus protagonistas causarán el desconcierto del espectador, para luego encajar a la perfección cada una de sus complicadas piezas.
Rodada como si de un videoclip se tratara, apoyándose en la estupenda música y fotografía, nos adentramos en el mundo del inconsciente a través de la psicoterapeuta interpretada por Rosario Dawson, en la mejor interpretación de su carrera. Boyle se zambulle, desde una premisa tan sencilla, en el mundo de los sueños y de la manipulación mental. Porque la película no es sólo un entretenido thriller, sino que nos habla de todas estas cosas, con un grado de intensidad apabullante, que dejará a más de uno sin aliento, como si de una adrenalítica carrera se tratara, pero en vez de coches, son las pasiones y obsesiones ocultas de las personas el medio para llegar a una katarsis casi sensorial, dejando una interesante reflexión: nadie debería entrar en la mente de los demás.
Una película vibrante, rodada con pulso por un director en estado de gracia, que a pesar de tener alguna que otra escena fuerte, nunca olvida el toque irónico que le suele caracterizar. Protagonizada por un trío de actores que se dejan toda la carne en el asador, con una enorme química, que hace creíble el triángulo amoroso que se cuela en la película, como vehículo para hablarnos de la obsesión interna del ser humano.
+ El katártico flashback final.
- Quedarse en lo superficial de la acción y no profundizar en lo que verdaderamente quiere contar.
PUNTUACIÓN TOTAL: * * * *
lunes, 17 de junio de 2013
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