sábado, 12 de abril de 2014
9 MESES...DE CONDENA "bonito envoltorio sin regalo dentro"
Desde Francia llega esta propuesta de comedia negra avalada por cinco nominaciones en los premios César, donde consiguió imponerse la interpretación de Sandrine Kiberlain a la favorita por "La Vida de Adèle", Lea Seydoux.
La juez Ariane Felder (Sandrine Kiberlain) es una mujer rígida que no deja que ninguna equivocación sea posible en su planificada vida. Un día descubre, que tras una fiesta de noche vieja y de la que no recuerda nada, se ha quedado embarazada de un convicto que se ha escapado de la cárcel (Albert Dupontel) y tendrá que averiguar cómo y por qué ocurrió.
El cine francés vive uno de sus mejores momentos, tanto artística como comercialmente, donde poco a poco le está pisando los pies al mercado americano, consiguiendo que gran cantidad de sus películas se exporten a la mayor parte de los países europeos. Sin embargo, no por su gran exportación tenemos que estar presentes ante grandes obras maestras. Y este es el caso, porque la comedia con tintes negros del actor y también director Albert Dupontel no es más que otro olvidable vodevil tan del gusto francés, pero muy pasado de rosca y de brocha gorda. No ofrece más que una película que no consigue su intención de arrancar carcajadas, sino ligeras sonrisas que no se merecen haber pasado la escasa hora y veinte que dura la película ante tanto exceso.
El arranque es bastante potente y la idea de la que surge la película resulta interesante, pero un guión bastante inverosímil y una dirección lastrada por los excesos hacen que caiga en picado por momentos. Ni su "mala leche", ni el aire de cine de suspense consiguen enmascarar lo que en el fondo es, una comedia bastante floja que no perdurará demasiado en nuestras retinas.
Dupontel intenta distinguir su película de otras dotándola de una visibilidad diferente, siendo visualmente superior a lo que es en sí la película. Sin embargo, sus sus ágiles movimientos de cámara no conseguirán disuadirnos en lo que de verdad importa, su gran vació más allá del papel de regalo.
Es una pena haber desaprovechado una ocasión como esta, en la que ni se pedía sentar cátedra, pero un tema tan jugoso como la maternidad en la actualidad y la justicia podría haber dado mucho más de sí.
De lo poco destacable es la actuación de la siempre interesante Sandrine Kiberlain, que borda el papel de estricta, maniática y obsesiva juez, un papel que por lo menos se siente el cariño que le dedica el guión. No que no ocurre con el que se supone papel coprotagonista, interpretado por el también director, que se queda bastante desdibujado.
+ El alocado traductor de lengua de signos, interpretado por Jean Dujardin.
- Un humor de brocha gorda que no consigue sus intenciones.
PUNTUACIÓN TOTAL: * *
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