Tras pasar por el pasado Festival de Málaga se estrena en toda
España el drama adolescente "A Escondidas" dirigido por Mikel Rueda.
El director bilbaíno presenta su segunda película tras su debut "Izarren
Arguia (Estrellas que Alcanzar)".
Ibra (Adil Koukouh) es un joven marroquí que va a ser expulsado del país, Rafa (Germán Alcarazu) es un adolescente perdido que empieza a comprender que le atraen más los chicos. Las vidas de estos dos jóvenes se cruzará de tal manera que nada volverá a ser lo mismo para ellos.
Ibra (Adil Koukouh) es un joven marroquí que va a ser expulsado del país, Rafa (Germán Alcarazu) es un adolescente perdido que empieza a comprender que le atraen más los chicos. Las vidas de estos dos jóvenes se cruzará de tal manera que nada volverá a ser lo mismo para ellos.
Como en su primer película, Mikel Rueda
parte de un tema interesante y con posibilidades para abordarlo desde una
perspectiva diferente. En este caso la relación de amor que surge entre dos
adolescentes, uno de ello inmigrante en peligro de ser repatriado.
Sin embargo, las buenas intenciones y la
delicadeza con la que pretende abordar la historia se van difuminando por culpa
de un guión impostado y demasiado forzado que se empeña en mostrar unos
personajes demasiado arquetípicos a los que cuesta creer durante la mayor parte
del metraje y donde cada uno está en el momento "más adecuado" para
recitar esa frase sensiblera que obligue al espectador enternecerse y que le
caiga la lágrima fácil. Algo que a uno no le gusta demasiado.
Rueda aborda la película de manera no lineal, algo que la historia en sí no necesita y poco aporta. Por otra parte es algo que hace desorientar al espectador y que durante la mayor parte del tiempo no pueda comprender las intenciones y motivaciones de los personajes hasta que la película remota el rumbo y deja atrás esta forma de narración "por saltos", pero llegados a este punto la paciencia de uno puede haber mermado, al igual que el interés por la película y la resolución de esta historia de amor.
Rodada de una forma perezosa que por
momentos recuerdan a un mal telefilm, el director pretende hace un retrato
sobre la adolescencia y nos muestra no solo el amor de los protagonistas sino
también la vida que los rodea: sus diferentes mundos, sus amistades, el
colegio...
Algo que hace más difícil de creer debido a que los diálogos entre los adolescentes y las muchas
situaciones a las que los enfrenta no acaban de acercarse a la realidad o por
lo menos no la más actual, como si Rueda no se hubiera documentado demasiado
cómo es y en qué piensa un adolescente en el siglo XXI.
Más allá de todas los fallos y errores de
ejecución, se agradece que el Mikel Rueda no haya caído en el morbo fácil y se
haya acercado a la historia de amor de estos dos jóvenes perdidos de una forma
más profunda que carnal, algo que podría haberle hecho vender más entradas pero
que hubiera acabado definitivamente por hacer hundir la película por completo.
+ No haber caído en el morbo fácil.
- Un guión poco creíble y forzado.
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