Este fin de semana se estrena "La Deuda (Oliver's Deal)" coproducción entre Estados Unidos y España que tuvo su puesta de largo en el Festival de Málaga donde recibió dos Biznagas, mejor guión y mejor actriz de reparto para Nidia Bermejo.
El mercado del cine español desde hace años ha tomado un camino ante la incomprensión de parte del público en su propio país y ha encontrado la forma de buscar la financiación o de ver cómo recupera parte del dinero invertido en una película. Esto es, la coproducción. Esa manera de hacer películas otrora con alguno de nuestro vecinos europeos y actualmente con los habitantes del "otro lado del charco". Uno de las "nuevas" formas de este tipo de cine es la de contar historias con una estética y reparto internacional que le hagan creer al espectador que está ante una película americana para con corazón y equipo español, gran ejemplo es la valiente productora Filmax que lleva años explorando estos territorio con películas como "El Maquinista" o la muy reciente "Sweet Home".
Y, ¿por qué os estamos hablando de esto? Porque existe otro cine, ya previamente conocido que consiste en alcanzar el presupuesto necesario para realizar una película con la participación de muchos países cada uno aportando, quizás imponiendo, su granito de arena de tal forma que "La Deuda" se podría encuadrar en este tipo de producciones en la que actores en roles secundarios de todas las nacionalidades posibles intentan dar la réplica con su mejor dicción posible en inglés a una gran estrella de renombre, que normalmente por falta de presupuesto suelen ser actores que perdieron hace mucho su estrella, cara máxima para vender el proyecto y recuperar la inversión. Lo que finalmente suele ocurrir es que ni interesa al mercado americano ni se estrena más que en los países de origen
En este último marco es donde se encuadra "La Deuda", una película que nadie le puede recriminar sus buenas intenciones que no logra llegar a buen puerto por culpa de un guión que pretende contar demasiadas cosas para llegar a su mensaje final. Planteada como cruce de historias al más puro estilo Iñárritu y sin ningún tipo de pudor a la hora de "homenajear" en cada momento la filmografía del mexicano, desde los diferentes tipos de fotografía en función del personaje, mezcla de idiomas, una música que aunque delicada y emotiva recuerda en exceso a las películas de Iñárritu. Sin embargo, la historia de Barney Elliot no consigue transmitir esas emociones que pretende, no llega a calar hondo el dilema moral de sus personajes para criticar y denunciar una realidad que existe en Perú y en muchos países en el mundo, cómo países capitalizadores engañan a gobiernos y ciudadanos y hacerse así con el control de otros países, repercutiendo finalmente en los más desfavorecidos.
No, por mucho que su director lo intenta, el poco interés de cada una de las historias y la torpeza en su ejecución hacen de "La Deuda" una película mediocre que podría resultar como un telefilm resultón pero rápidamente olvidable en el que los personajes van intercalando idiomas "sin ton ni son" y de repente auténticos analfabetos hablan un correcto inglés como un Stephen Dorff intenta chapurrear castellano, haciendo que el ridículo campe a sus anchas. Cuando esto ocurre nos viene a la mente uno de los títulos más risibles de la historia de las coproducciones "Muerte en Granada", por lo menos aquella parecía que no se tomaba tan en serio a sí misma y hasta es digna de un obligado visionado como doloroso placer vintage, algo que no le ocurrirá con "La Deuda", condenándose al olvido mientras su director intente encontrar un estilo propio.
+ Los bellos paisajes peruanos.
- El maltrato a sus personajes
PUNTUACIÓN TOTAL: ★ ★
viernes, 15 de mayo de 2015
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