François Ozon presentó su última película en el marco del Festival de San Sebastián donde ya había ganado previamente la Concha de Oro por "En la Casa". En esta ocasión no tuvo la misma suerte y se fue a casa de vacío, aunque la película consiguió dos nominaciones en los premios Cesar del cine francés al mejor actor para Romain Duris y al mejor vestuario.
Claire (Anaïs Demostier) le promete a su fallecida amiga que cuidará de su marido y su bebé recién nacido. Lo que no imaginaba es que su marido David (Romain Duris) guardara un secreto que llevara tanto tiempo escondido.
En la filmografía de François Ozon se puede ver la disección de las relaciones de las familias de clase media-alta, lo que comúnmente se denomina la clase burguesa francesa. En cada una de sus películas aborda un tema diferente con el que lanzar sus ácidas flechas críticas, que aunque parezca que siempre está atacando esta clase social, en el fondo está enamorado de ella.
En esta ocasión Ozon se adentra en la pérdida del ser querido como leivmotiv de "Una Nueva Amiga" y cómo cada persona es capaz de sobrellevar el duelo de la mejor forma que sabe. Para muchos este argumento podría saber a poco, alejarse de lo que Ozon nos tiene acostumbrados, pero el director tiene guardado un as bajo la manga que a los diez minutos de función muestra como si de cual caja de Pandora se tratara.
Planteada la película como un divertido juego de dobles personalidades, con algunos toques de intriga que incluso recuerdan a Hitchcock, Ozon logra caminar por la cuerda floja del ridículo durante todo el metraje con muchos momentos en los que está a punto de caer al vacío, que no ocurre por esa capacidad narrativa que tiene y el magnetismo que impregna a sus imágenes para mantener al espectador en constante tensión.
Seguramente ésta no sea la mejor película del director, tampoco creemos que él pretenda conseguirlo, por lo que lo vemos cómodo en ese juego de espejos, identidades y confusiones. Resulta interesante cómo la historia va dejando de lado el dilema del personaje de Romain Duris, sobre el que inicialmente plantea la cuestión de identidad sexual, para lanzar la pelota a una Anaïs Demostier que con su sencillez y dulzura consigue llevar adelante un personaje difícil de abordar y que sirva de guía al espectador para hacerle pensar y plantearse las cuestiones que François Ozon pretende.
La película se sostiene sobre todo por el trabajo de sus dos actores y la química que existe entre ellos (¿mejor entre ellas?) y siempre nos seguiremos preguntando cuál es el límite interpretativo de Romain Duris, hasta dónde es capaz de llegar. Sin embargo, el peso de la película quién realmente lo sostiene es la cándida, asustada y entregada Anaïs Demostier que es capaz de navegar entre el sinfín de géneros que toca "Una Nueva Amiga" y giros argumentales en los que Ozon navega.
+ Los toques de suspense entremezclados con la comedia.
- A veces resulta demasiado correcta.
PUNTUACIÓN TOTAL: ★ ★ ★
sábado, 16 de mayo de 2015
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