Tras ser presentada en el pasado Festival de San Sebastián se estrena en los cines "Amama", la tercera película de Asier Altuna tras la nominada al Goya a mejor dirección novel "Aupa Etxebeste" y el documental "Bertsolari".
El cine rodado en euskera viene desde hace unos años tomando una buen camino, aunque parece que "Loreak" ha sido la que ha comenzado esta senda, no nos equivoquemos porque desde hace tiempo pequeños realizadores vascos, conscientes de los riesgos y limitaciones que podrían tener sus películas al ser rodadas en euskera, de cara a explotación comercial, han asumido su rol, y por ello lejos de adaptarse a un gusto generalizado, han sabido abrirse camino en el panorama cinematográfico de este país. Para ello se han servido de historias basadas no sólo en la tradición vasca que impregna muchas de estas películas, sino en la universalidad de lo que en el fondo hablan, como el concepto de familia, el amor o el paso generacional, algo que tanto importa si se habla en castellano, euskera o en persa.
Asier Altuna nos acerca al centro de la vida rural vasca, el caserio como símbolo de centralización y mantenimiento de la estructura familiar, como herramienta para asentar generación tras generación los cimientos de una familia y de esta forma impedir su fuga. Sin embargo, el relato de Altuna va más allá, y nos describe qué ocurriría si éste núcleo, tan aparentemente cerrado, se desmembrara. Nos muestro cómo tres hijos que quieren romper con este pasado, dar un salto y conformar sus nuevas vidas, avanzar y dejar atrás las tradiciones que les ataban al pasado, bajo la atónita mirada de un padre que no logra entender que haya algo mejor que su caserío.
Sin embargo, "Amama" no es una película crítica con este tipo de formación familiar, todo lo contrario, es un canto a descubrir un mundo diferente, el camino que ha de elegir uno, sin perder la vista en el pasado, en las tradiciones que en el fondo nos configuran, que incluso pueden formar parte de nuestra vida y un apoyo para seguir un camino diferente al de nuestros padres. Para ello, el director se apoya en el uso de unos recursos cinematográficos en la que la fotografía, el montaje o la música pretenden estar en comunión con la naturaleza y dar un pasaje directo a un viaje sensorial para poder comprender mejor el misticismo que rodea al famoso caserío. Un caserío en el que vive la amama(abuela) del título, que como si de un testigo silencioso se tratara, va conduciendo la vida de todos los personajes.
A través de la mirada de una muy sorprendente Iraía Elías, recorremos todas estas tradiciones e historias familiares que se nos presentan en forma de un lirismo mágico con mucho sentido del gusto, que buscan tanto complacer como incluso en algún momento buscar un lugar poco reconfortante, para ponernos en la piel de los que siente nuestra protagonista. Contrapunto del personaje interpretado por Kandido Uranga, aferrado raudamente a esas tradiciones, enfurruñado por la incomprensión de unos hijos que deberían seguir los pasos establecidos y ya recorridos por sus padres. Reconocer que Kandido Uranga en el gran rey de esta función, y siendo justos deberían caerle muchos premios.
"Amama" es una pequeña película que satisfará el paladar de los espectadores más selectos, y que será capaz de agradar al resto gracias a una historia en la que cualquiera, que forme parte de cuaquier tipo de familia, podrá identificarse con su drama. Una pequeña joya del cine vasco, del cine español, que junto a "Loreak" y la tradición que sí que existe de cine rodado en euskera, están demostrando estos realizadores que es posible este tipo de cine.
+ La sensibilidad de sus imágenes.
- Quizás abuse de lo onírico.
PUNTUACIÓN TOTAL: * * * *
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