Tras el éxito de crítica, premios y público de "Pa Negre", Agustí Villaronga vuelve a realizar la adaptación de otra novela, "El Rey de la Habana" de Pedro Juan Gutiérrez. La película fue presentada en el pasado Festival de San Sebastián, donde tuvo división de opiniones y finalmente recibió la Concha de Plata a la Mejor Actriz para Yordanka.
Villaronga aparentemente se aleja de todo lo realizado, tanto argumental como artísticamente, en su anterior película "Pa Negre", aparentemente. Podemos ver una clara conexión entre ambas, algo por lo que entendemos la razón de elegir el libro de Pedro Juan Gutiérrez para llevarlo a la pantalla. En ambas dos jóvenes prácticamente desprovistos de familia en la que apoyarse dan el salto de la infancia a la madurez, de la manera que sea, para ello no les importará sobrepasar a todo el que se les enfrente.
"El Rey de la Habana" está protagonizada por un joven tramposo, metiroso y ladronzuelo, que intenta sobrevivir en los tiempos del "periodo especial" de la Cuba de los años noventa. Tal y como si se tratase de un protagonista de las novelas de Dickens, seguimos los pasos de un antihéroe que cuenta como gran arma contra la situación de pobreza y muchedunmbre, el gran tamaño de su miembro viril, tema argumental con el que gira y explica gran parte de la película de Villaronga. Sin embargo, ésta es sólo la excusa para atraer hacie él una serie de personas que en el fondo constituyen el gran retrato de la sociedad del momento, una jinetera y un travesti, que se convertirán en fiego y salvación del joven protagonista.
Esto se refiere sobre todo a las innumerables escenas de sexo, no todas prescindibles, algunas incluso necesarias para poder entender cómo el sexo era (y sigue siendo) moneda de cambio para poderse llevar algo a la boca. Sin embargo, la teatralización de éstas y que algunas de ellas no hacen más que entorpecer la narración y nos da que pensar que su director no ha sabido dónde poner el límite.
A pesar de todos los excesos, cambios de tono, que el protagonista no llegue a la altura de sus dos compañeros de reparto, tremenda Yordanka Ariosa y profundo Héctor Medina, "El Rey de la Habana" se puede ver como una película que nos adentra a la perfección a una épica de miseria y penurias, de supervivencia a toda costa, que no carga las tintes políticamente porque no necesita más que mostrar una realidad para que el espectador sea el que compruebe por sí mismo la penosa situación de la exótica isla.
Para ello, sin querer o queriendo Agustí Villaronga nos muestra el descenso a los infiernos de un pobre José que por mala fortuna se ha encontrado con la horma de su zapato, una mujer que cual Carmen de Meriné, le llevará a realizar todos los trapicheos y malos negocios en los que pueda uno verse involucrado en los bajos fondos de La Habana, ante la lamentable situación social de un país que reclama cambios.
"El Rey de La Habana" no llega al altísimo nivel de "Pa Negre" ni de lejos será la mejor película de su director, pero de vez en cuando se quiere asomar el genio de un director que por lo menos intenta entretener y ni cae en el aburrimiento, contando para ello una más que dirección de producción en la que los medios materiales han hecho que República Dominica se transforme en una realista Habana gracias a una genial dirección artística.
+ La gran dirección artística y su fotografía, un viaje director a La Habana.
- Paga muy caro sus excesos.
PUNTUACIÓN TOTAL: * * *
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