Killian (Mario Casas) es un joven aventurero que en 1953 abandona España para ir a trabajar junto a su hermano Jacobo (Alain Hernández) a Guinea Ecuatorial. Allí, vivirá muchas aventuras en unos tiempos revueltos, donde la población reclama la independencia de España, y Killian encontrará un furtivo y secreto amor junto a una nativa del lugar (Berta Vázquez)
Fernando González Molina se encarga de llevar a la gran pantalla el best seller de Luz Gabás "Palmeras en la Nieve", novela ambientada durante varias décadas en la Guinea española. No es del todo extraño la decisión tomada por el grupo AtresMedia, después de los buenos resultados obtenidos con la televisiva adaptación "El Tiempo entre Costuras", protagonizada también por la aquí presente Adriana Ugarte.
Concebida como la historia de amor más grande jamás contada en el cine ibérico, no puede venir más que de la mano de Fernando González Molina, alguien que consiguió enganchar a millones de jóvenes, convirtiendo las edulcoradas novelas "Tres Metros Sobre el Cielo" y "Tengo Ganas de Ti" en todo un hito. Por lo tanto, el salto a un cine "más serio" se presupone lógico, y visto el resultado, González Molina puede presumir desde este momento de ser uno de los directores que mejor saben captar el alma de una novela para su translación al cine.
No ha debido ser fácil la tarea de adaptar la larga, en número de páginas, novela de Luz Gabás, y comprimirla en una película, que aún así dura casi tres horas. Por ello, parece que en su momento se decidiera convertir "El Tiempo entre Costuras" en un serie de once capítulos, donde las tramas se pudieran expandir y dar el peso suficiente a todos los personajes. Quizás éste sea uno de los puntos flacos de la película, la dificultad para poder cuadrar todo lo escrito por Gabás en su novela, haciendo que una de las dos líneas narrativas no tenga el mismo peso que la otra, la más actual, teniendo un final menos emocionante y potente que el otro, reclamando más minutos para ese torbellino de la interpretación que es Adriana Ugarte. Pero, éste es uno de los riesgos que se toman al llevar a la pantalla una novela tan grande, además dividida en dos épocas diferentes.
"Palmeras en la Nieve" es una película que no se impacienta, se toma su tiempo en presentarnos a todos sus personajes, motivaciones e inquietudes. De esta forma, ocurre algo contrario a lo que ocurre en películas de este corte, en la que los secundarios entran y salen de pantalla, sin acabar de tener el calado necesario, sin aportar más que el diálogo para complementar a los protagonistas. Gracias al guión de Sergio G. Sánchez, mano derecha de Juan Antonio Bayona, esto no ocurre y nos presentan a una serie de personajes muy ricos, que están en su punto justo para más tarde poder centrarnos en lo que importa verdaderamente en "Palmeras en la Nieve", contar el romance entre un joven aventurero blanco y una indígena bubi nigeriana.
Fernando González Molina se adentra en el corazón de África para contarnos una película, que rezuma el buen gusto y tono de las grandes historias épicas del Hollywood dorado, bañada además con una de esas historias de amor que han encandilado a tantas generaciones. Rodeado de unos impresionantes medios técnicos, que convierten a Canarias en la auténtica Guinea colonial, su director saca toda la artillería visual, que tan buenos resultados dramáticos le dieron en sus anteriores películas, suponiendo un apoyo para el desarrollo de la historia. Desde la genial fotografía de Xavi Giménez, que baña de oro la época colonial o de grises la Guinea más actual, pasando por el énfasis dramático de la hermosa partitura de Lucas Vidal, sin olvidar ninguno de los otros apartados técnicos que convierten a "Palmeras en la Nieve" en una digna y gran heredera de películas como "El Paciente Inglés" o "Memorias de África".
+ El olor a buen cine, como el vino viejo.
- El personaje de Adriana Ugarte nos sabe a poco, se queda corto.
PUNTUACIÓN TOTAL: * * *
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