La película se ha presentado en el último Festival de San Sebastián, lugar donde hace dos años Alberto Rodríguez triunfó con "La Isla Mínima", siendo la antesala para su triunfo de crítica, premios y público. "El Hombre de las Mil Caras" finalmente se ha ido del festival con dos premios, la Concha de Plata al Mejor Actor para Eduard Fernández y el Premio Feroz Zinemaldia 2016 a la Mejor Película del Festival, del que somos jurado, además de una mención especial en el Premio Blogos de Oro.
Alberto Rodríguez retoma el género del thriller para abordarlo desde una perspectiva radicalmente opuesta a sus dos anteriores trabajos. En esta ocasión, se centra en el cine de espías para contarnos la historia de un canalla que ayudó a otro canalla, para lo cual utiliza todas las herramientas que este tipo de cine ofrece como son el humor negro, la ironía, los diferentes puntos de vista o el montaje como elemento de narración.
Sin embargo, simplificar la historia de Paesa y Roldán a meros canallas sería reducir demasiado uno de los sucesos más polémicos de la joven democracia española. Ahí es donde acierta Alberto Rodríguez, realiza un viaje en el que pretende mostrar el interior de estos personajes, de sus motivaciones o sufrimientos. De esta manera, a medida que van pasando los minutos descubrimos la intención de su director de ahondar en el sufrimiento, el dolor, la angustia y las dudas que les atormentan a los personajes, sobre todo el que representa a Luis Roldá, interpretado por un sorprendente Carlos Santos, toda una acertada decisión de casting que debería ser tenida en cuenta para estar nominado al mejor actor revelación en los Goya, al ofrecer una interpretación que con los titubeos y su mirada es capaz de que creamos estar ante el personaje real.
"El Hombre de las Mil Caras" es un thriller con mucho humor, rodado como si de "Ocean's Eleven" se tratara, con un ritmo frenético y ágil donde Rodríguez no deja respirar ni un solo segundo al espectador, haciéndolo partícipe de la angustia que propone en este viaje sin demasiada vuelta atrás. Aunque, puede que este rápido ritmo, impulsado por su maravillosos montaje, acaba por saturar a algún espectador, debido a la gran cantidad de información y los continuos cambios de localización que tiene la película.
Con sus defectos, Alberto Rodríguez ha conseguido crear una frenética historia, reflejo de una sociedad podrida, demostrando que los canallas siempre han estado, y siempre lo estarán. Sus segundas lecturas serán posibles, las capaz de la película son muchas, pero quien quiera quedarse tan sólo en el superficie de un thriller de espías con muy mala leche, también podrá debido a que Rodríguez ha construido una película al alcance de todos los espectadores que se acerquen a ella, gracias también a un muy inteligente guión obra del mismo director junto a su habitual compañero Rafael Cobos.
"El Hombre de las Mil Caras" es una películas de espías, narrada con mucho estilo y personalidad, que lejos de todos los fuegos artificiales ofrece una realista y sabia reflexión sobre el alcance del poder, la avaricia y hasta qué punto de dolor y soledad somos capaces los seres humanos de llegar por algo que hemos convertido en tan sucio como el dinero, moneda de cambio que hace arriesgar la vida de muchas personas, rompiendo familias y vidas personales.
+ El equilibrado tono entre humor negro y drama.
- Un exceso de información, puede aturdir.
PUNTUACIÓN: * * * y 1/2.
Alberto Rodríguez retoma el género del thriller para abordarlo desde una perspectiva radicalmente opuesta a sus dos anteriores trabajos. En esta ocasión, se centra en el cine de espías para contarnos la historia de un canalla que ayudó a otro canalla, para lo cual utiliza todas las herramientas que este tipo de cine ofrece como son el humor negro, la ironía, los diferentes puntos de vista o el montaje como elemento de narración.
Sin embargo, simplificar la historia de Paesa y Roldán a meros canallas sería reducir demasiado uno de los sucesos más polémicos de la joven democracia española. Ahí es donde acierta Alberto Rodríguez, realiza un viaje en el que pretende mostrar el interior de estos personajes, de sus motivaciones o sufrimientos. De esta manera, a medida que van pasando los minutos descubrimos la intención de su director de ahondar en el sufrimiento, el dolor, la angustia y las dudas que les atormentan a los personajes, sobre todo el que representa a Luis Roldá, interpretado por un sorprendente Carlos Santos, toda una acertada decisión de casting que debería ser tenida en cuenta para estar nominado al mejor actor revelación en los Goya, al ofrecer una interpretación que con los titubeos y su mirada es capaz de que creamos estar ante el personaje real.
"El Hombre de las Mil Caras" es un thriller con mucho humor, rodado como si de "Ocean's Eleven" se tratara, con un ritmo frenético y ágil donde Rodríguez no deja respirar ni un solo segundo al espectador, haciéndolo partícipe de la angustia que propone en este viaje sin demasiada vuelta atrás. Aunque, puede que este rápido ritmo, impulsado por su maravillosos montaje, acaba por saturar a algún espectador, debido a la gran cantidad de información y los continuos cambios de localización que tiene la película.
Con sus defectos, Alberto Rodríguez ha conseguido crear una frenética historia, reflejo de una sociedad podrida, demostrando que los canallas siempre han estado, y siempre lo estarán. Sus segundas lecturas serán posibles, las capaz de la película son muchas, pero quien quiera quedarse tan sólo en el superficie de un thriller de espías con muy mala leche, también podrá debido a que Rodríguez ha construido una película al alcance de todos los espectadores que se acerquen a ella, gracias también a un muy inteligente guión obra del mismo director junto a su habitual compañero Rafael Cobos.
"El Hombre de las Mil Caras" es una películas de espías, narrada con mucho estilo y personalidad, que lejos de todos los fuegos artificiales ofrece una realista y sabia reflexión sobre el alcance del poder, la avaricia y hasta qué punto de dolor y soledad somos capaces los seres humanos de llegar por algo que hemos convertido en tan sucio como el dinero, moneda de cambio que hace arriesgar la vida de muchas personas, rompiendo familias y vidas personales.
+ El equilibrado tono entre humor negro y drama.
- Un exceso de información, puede aturdir.
PUNTUACIÓN: * * * y 1/2.