Este fin de semana se estrena una de las películas más esperadas de la temporada, "Que Dios nos Perdone" se presentó en el pasado Festival de San Sebastián, donde fue una de las películas favoritas por parte de la prensa, recibiendo finalmente el premio al Mejor Guión y el Blogo de Oro a la Mejor Película, donde nosotros formamos parte del jurado.
En el verano de 2011 se juntan en Madrid el movimiento 15-M y más de un millón de peregrinos que acuden a ver al Papa. En este ambiente dos policías (Antonio de la Torre, Roberto Álamo) perseguirán a un asesino en serie que campará a sus anchas para cometer sus crímenes.
Sorprende el cambio de registro que ha tomado Rodrigo Sorogoyen en su segunda película tras su escalofriante y sorprendente debut con "Stockholm", o quizá no. A pesar de las diferencias que puedan existir entre una y otra, nos encontramos otra vez con algunos lugares comunes como esos personajes mentirosos, con sus dobles caras o barrios conocidos por todo el mundo en los que se nos muestra su cara más oscura.
Sorogoyen ha tomado una serie de decisiones con su nueva película que casi le valen más de carta de presentación que su primera película. Ahora, con un mayor presupuesto, y la libertad que esto le haya podido suponer, se atreve a adentrarse en el oscuro mundo del cine negro. No inventa nada- ¿acaso hay algo que no se haya contado ya en este género?- pero es capaz de adaptar las reglas del género y agitarlas de tal manera que ha construido, no solo la mejor película española del año, sino una obra que debería formar parte de esa lista de las mejores películas de cine género, donde se sitúan referentes como "El Crack" o "Seven", de la cual bebe bastante.
"Que Dios nos Perdone" es un thriller adrenalítico, sórdido y asfixiante, cine en mayúsculas. La película de Sorogoyen es un ejercicio de estilo, que se aleja de cualquier convencionalismo para ofrecer un thriller en el que su ansiosa fotografía hace recorrer al espectador todos y cada uno de los pasos de estos dos policías que se adentran en el Madrid más sucio y caluroso que uno pueda imaginar. Es tal la manera que su director hace partícipe al espectador, que casi se sienten los cuarenta grados del verano madrileño, el olor camisa sucia, el tabaco de sus personajes, el aceite refrito de sus bares. Y, es este el lugar elegido por un sádico asesino para esconderse y perpetrar sus crímenes, entre jóvenes peregrinos religiosos y manifestantes en el era 15-M.
Nada en esta película ocurre por casualidad, de tal manera que todas y cada una de sus piezas encajan en una investigación policial, que en el fondo no sirve más que de excusa para hablarnos de la oscura condición humana, haciéndonos recordar que bajo las capas de normalidad todos escondemos algún un terrible monstruo, del tipo que sea, pero que al fin y al cabo puede manifestarse de cualquier manera, sea con las manos de un asesino, la lacra de la incomunicación, el exceso de violencia. Al fin y al cabo, su director hace una disección de los miedos y pecados de la sociedad en la que vivimos, un certero análisis en el que no deja con cabeza a nada ni nadie.
El guión de Isa Campo y Rodrigo Sorogoyen se apoya principalmente en una serie de personajes muy marcados, con los que el espectador empatizará fácilmente, a pesar de sus claroscuros. Pero, tanto éste como la película en sí, toma una decisión que marca un punto de inflexión muy arriesgado, de los que destrozan las películas o terminan por cubrirlas de gloria. Este giro, a modo de cambio de punto de vista de uno de los personajes, resulta todo un salto al vacío, pero la gran dirección de Sorogoyen logra que aumente nuestro interés por la película, que se vuelva más oscura si podía ser posible, haciéndonos partícipes del horror y la locura que nos cuenta.
"Que Dios nos Perdone" es sin lugar a dudas la mejor película española del año, y sin distinción de nacionalidad de los mejor que se estrene en nuestro país, un thriller que es puro nervio que muestra un Madrid apocalíptico donde no dejará respirar ni un sólo segundo al espectador a través de los dos protagonistas interpretados magistralmente por un siempre arriesgado Antonio de la Torre y una auténtica bestia de la interpretación como es Roberto Álamo, que ha ofrecido sin lugar a dudas la mejor interpretación de este año. No perdamos tampoco de vista el intenso trabajo camaleónico de otro de sus actores, que mejor preferimos no desvelar, cuando el espectador vea la película lo entenderá.
+ La escalofriante idea de que todo lo que cuenta puede ocurrir en la realidad.
- Los spoilers que puedan hacer a la película.
PUNTUACIÓN TOTAL: * * * * y 1/2
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