Al igual que otros directores de renombre como Amenábar, de la Iglesia, Almodóvar, Juan Antonio Bayona ha conseguido que cada estreno de su última película sea todo un acontecimiento. Probablemente tenga mucho que ver la pesada maquinaria publicitaria en el grupo Mediaset, pero nadie puede negar que el director más taquillero del cine español consigue levantar pasiones con cada una de sus películas. Presentada en el Festival de Toronto, donde fue una de las favoritas, y con pre-estreno europeo en el pasado Festival de San Sebastián, esta es sin duda una de las películas del año, que incluso comienza a sonar en la carrera de los Oscar.
Connor (Lewis MacDougall) es un chico de doce años que vive con su joven madre, enferma de cáncer, además de ser el punto de mira de los matones de su escuela. Un día acudirá en su ayuda un monstruo (Liam Neeson), con el que aprenderá a lidiar con sus miedos y odios.
Con tan solo tres películas, J.A.Bayona ha logrado consolidarse como uno de los grandes narradores del cine español, consciente de la salud de nuestro cine, conocedor de los gustos del público, se ha impuesto como un gran artesano de historias llenas de emoción que son capaces de sacar de su casa a millones de personas y pagar una entrada de cine, tarea difícil en los tiempos que corren.
De esta manera, vuelve a demostrar que se puede crear un cine de calidad, autoral, con sello propio, pero del gusto del público, y eso que esta vez se la ha jugado más que nunca apelando a una serie de características fantasiosas que podrían ser más del gusto del cine americano que el español. Este cruce entre "El Laberinto del Fauno" y "Cosas que Importan" de Carl Franklin supone un paso adelante en la carrera del director, si con "Lo Imposible" demostró que no se iba a encasillar en el cine de género, con "Un Monstruo Viene a Verme" se sitúa como un gran artesano de las emociones y los sentimientos, siendo capaz de juntar en la paleta de colores fantasía y el más duro drama.
Apoyándose en el guión de Patrick Ness, el mismo autor de la novela en que se basa la película, quién mejor para adentrarse entre sus propias líneas en ese oscuro mundo por el que navega el joven protagonista. Seguramente, de las pocas pegas que encontremos a la película sea un guión que no acaba de ser redondo con algún momento más literario que cinematográfico, un peaje que todos los escritores que adaptan su propia novela acaban pagando. Aun así, Bayona es capaz de sacarle partido al material que tiene entre manos para llevar a cabo una de las películas más bonitas de este año, tierna y frágil, que va directa al corazón, alejada de todo sentimentalismo, con un ritmo narrativo que sabe conjugar a la perfección las razones de la fantasía con la cruda realidad.
Esta fantasía que viene en forma de monstruo con características de árbol, con voz sabia y apacible de Liam Neeson, con la que Bayona construye un cuento gótico, y nos habla del cuento de los cuentos: la vida. A través de las tres historias que el monstruo le narra al protagonista, a través de una exquisita animación que se intercala con la narración real, descubrimos el camino de madurez del que habla "Un Monstruo viene a Verme", de la dificultad de afrontar nuestros miedos, de cómo somos capaces de encerrar a ese tremendo monstruo en lo más profundo de nuestra alma, algo que tarde o temprano acabará saliendo a la luz, sea en forma de alegoría fantástica o de odio y rabia hacia el entorno que nos rodea. Pero, la película no es sólo esto, sino que es el culmen en esta trilogía sobre las relaciones materno filiales, es un homenaje a todas las madres del mundo, a ese amor que rompe barreras, sea rompiendo las barreras de los muertos, en desesperada búsqueda en una catástrofe natural o en la trasmisión de la fuerza y la sabiduría de una madre como cualquier otra.
La película es un emotivo camino desde la oscuridad a la luz, una hermosa historia sobre las difíciles relaciones familiares, un aplaudible retrato sobre la enfermedad, en este caso el cáncer, sobre la valentía de afrontarla, los miedos y esperanzas. Aun siendo un tema peliagudo, Bayona nunca cae en el sentimentalismo, a pesar de que sea precisamente lo que muchos echen en cara a su cine, trantando la historia con un sumo respeto, sin caer en el morbo. La cara de esta moneda la representa una Felicity Jones, con permiso del duro trabajo del joven Lewis MacDougall al soportar todo el peso de la película, con tan solo unas pequeñas escenas ha dotado a su personaje de la suficiente dignidad y carisma para caer rendidos-otra vez- a sus pies, cual fantasma que va perdiendo su estela, su personaje es la cordura y la razón del protagonista, aportando un halo de luz y esperanza para todas las personas que han sufrido o que sufren de esta terrible enfermedad.
+ El poso dramático que impregna toda la aventura fantástica y visual.
- El cine de Bayona nunca se permite el lujo de algún momento de humor.
PUNTUACIÓN TOTAL: * * * *
viernes, 7 de octubre de 2016
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